viernes, 26 de septiembre de 2014

RASHOMON




Película: Rashomon
Director: Akira Kurosawa, 1950
Semiótica y literatura- Jaques Fontanille



¿Cómo emerge el sentido de la percepción y como engendra de este modo la significación? ¿De qué manera transforma la aprehensión sensible del mundo viviente al mundo significante?
La impresión del espectador y el uso de conceptos fuentes, esto es vincularnos con la experiencia, recibida por el discurso expuesto por el director, captado en su devenir, en el movimiento mismo (flujo) que le dará forma al discurso. (Fontanille:1948).

El discurso que nos muestra Akira Kurosawa, narra un asesinato pero contándolo desde el punto de vista de 4 personajes, y dado que ninguno coincide no se puede revelar cual es la verdad de los hechos relatados, convirtiéndose en enigma lo narrado.

Cada narrador se esfuerza por hallar el corazón de su experiencia, cada uno con una experiencia individual del mismo tiempo y espacio en que sucedieron los hechos.

Darle un acercamiento fenomenológico a la película es, que el espectador encuentre la experiencia singular escondida dentro de la misma.



SUJETO (YO)
OBJETO ( discurso)
La esposa
Indica su versión del crimen y violación
El asaltante
Quien describe su versión mostrando su lucha con el asesinado y la entrega voluntaria de la esposa.
El asesinado
A través de una médium describe la lucha, la traición y su muerte.
El testigo
Participa dos veces al inicio describiendo el contexto y al final dándole un sorprendente desenlace.





Tanto sujeto como su objeto no pueden disociarse, es decir no puede haber un análisis fenomenológico sin asumirlos como complementados.

Los 4 narradores (YO), y sus versiones del crimen, fueron dados en un tiempo y espacio concretos, se hallan circunscritos en “la mira” del otro (TÚ).

La semiótica nos ayudará a reconocer el mundo que ha creado Kurosawa.


La captación impresiva

Tomando en cuenta lo propuesto por Husserl: volver a un “no-saber” radical, renunciar al saber y volver a la “cosa misma” y a sus efectos sensibles.
La fenomenología adopta esta propuesta, al querer encontrarse con el ser mismo, y se desprende de las ideas, ideas que se interponen entre el sujeto y su propia experiencia de los fenómenos sensibles.
En ese sentido la película debe analizarse como un discurso que organiza la experiencia, que aumenta nuestro conocimiento del mundo y del lugar que ocupamos en él: En la película podemos lograr este objetivo, ya que los 4 testigos discuten filosóficamente sus versiones y tratan de comprender la naturaleza humana. Pero, ¿Cómo captamos dichos conocimientos?, mediante la captación impresiva, en este caso no dejarnos llevar por las versiones contadas, dejarse llevar por la impresión inmediata, ver sin saber.


Estesis, imperfección y los valores

La estesis (aparición sensible) nos proporciona en anclaje de la revelación, el aparecer; lo que el receptor debe averiguar, la tensión entre la apariencia y la aparición. 
El trasfondo de la película nos revela la crítica de la condición humana, ya que al no coincidir ninguna de las versiones, nos da la sensación en que la verdad no existe, ni siquiera la del muerto, ni del testigo quien se robo la daga del difunto.
En cuanto a la imperfección, lo encontramos en el discurso en el cual cada punto de vista de las 4 versiones contadas resulta un fracaso, ya que difieren una de la otra dejando incompleta sin saber cuál es la verdadera. Esta insatisfacción de no saber cuál de las versiones es la verídica es sentida por el receptor en su relación con el discurso.
La inquietud, supone la desconfianza por parte del receptor al no poder descifrar la versión correcta, también en los 3 personajes que se encuentran bajo la lluvia, , envueltos en esa tensión por conocer la verdad de los hechos del que se neutraliza con la quietud, en la escena final cuando el leñador coge al bebé de los brazos del sacerdote y decide adoptarlo. Es esta voluntad de redención lo que hace al sacerdote conservar finalmente su fe en la bondad de los hombres.



sábado, 6 de septiembre de 2014

La de los hermosos y grandes ojos: Juana de Arco


La pasión de Juana de Arco (1928)
Carl Theodor Dreyer


“En la biblioteca de la cámara de diputados de París se encontraba uno de los más extraordinarios documentos en la historia del mundo: El acta de juicio de Juana de Arco, juicio que terminó en su muerte. Las preguntas de los jueces y las respuestas de Juana, se registraron exactamente, leyéndolo, descubrimos a la real Juana. La verdadera, sin armas, simplemente humana, una joven mujer que murió por su país, piadosa, joven confrontada por un grupo de ortodoxos teólogos y poderosos jueces.”

Con estas palabras da inicio el momento justo en que Juana es confrontada con la iglesia católica pues afirma ser “hija del salvador”. El director, Carl Theodor Dreyer pone muchos símbolos y contrastes entre la vida y la muerte y sobre todo resalta a limpidez con que se ha trabajado cada escena que dan como efecto que el espectador  no quite la mirada de los ojos de los personajes, en los que obviamente resaltan los de Falconetti; sus grandes y expresivos ojos juegan un papel principal pues con ellos logra transmitir todo su dolor, felicidad, sosiego, ternura, exaltación, miedo y una serie de sentimientos encontrados que fácilmente nos comunica.


En cuanto a los símbolos que sutilmente Dreyer presenta, se logra captar una clara analogía entre la muerte de Cristo y la de la protagonista, ambos saben del sufrimiento que tendrán que vivir, ambos fueron vejados y burlados como rey de reyes colocándoles una corona y cetro en el caso de Juana, a ambos le dieron agua camino a su muerte y a ambos les colocaron sobre su cabeza una inscripción “Hereje”en el caso de Juana.


El juego de luces y sombras también adquieren un significado. Juana espera en su celda, pero no está sola, hay un solo vano protegido por una reja, reja en forma de cruz, denotando que por la fe y por su dios no ha sido abandonada.

Ella ve la luz que entra por ese pequeño vano en forma rectangular, sus ojos apuntan hacia aquella luz que irradia en el suelo, dividido en cuatro partes, lo observa con añoranza, luz divina; luego es cubierta por la sombra producida por la pisada de un miembro de la iglesia quien busca persuadirla y así salvar su alma, enseguida se posa una mosca sobre su rostro que ella espanta rápidamente.




Juana yace en cama tras entrar en shock al ver lo que le ocurrirá en la cámara de tortura, allí el símbolo de una mosca se posa nuevamente sobre su rostro; para salvar su alma le es ofrecida la eucaristía a cambio que firme un documento donde se retracta ser la enviada por dios para salvar a Francia. Dreyer ha colocado este símbolo (mosca) en dos momentos denotando la astucia y tentación de flaquear y negar a su dios.

“La mosca deber ser tomada como símbolo de la impertinencia y la audacia; porque en tanto que los demás animales le huyen al hombre más que a otra cosa, y corren antes que él se les acerque, la mosca se posa sobre su nariz misma” (Arthur Schopenhauer)



No hay mayor sufrimiento que Juana pueda recibir que el negarle la hostia; ni siquiera es comparable con su muerte, esto la lleva a una disyuntiva: Sólo podrá sentir a su Dios tras la transubstanciación mediante su firma, firma que la condenará por negar su fe.



Preparándola para la hoguera… Juana no ha cedido y sigue en pie con lo que piensa… se le corta lo poco de cabello que tiene, la beldad de la escena es una de mis favoritas, llora desconsolada dirigiendo su mirada hacia su dios. Dreyer junta este triste episodio con personajes de la vida cotidiana: contorsionistas y danzarines que se subalternan con el sufrimiento de Juana.
Condenada a muerte recibe a cristo, resalta su postura de una verdadera santa en primer plano y la reja en forma de cruz en segundo.


En la hoguera, Juana temerosa pregunta: ¿Esta noche te veré en el paraíso? Dreyer le responde con otro símbolo, pues después de esta pregunta, aparece una madre dando de lactar a su pequeño hijo y este, hace una pausa, dirige la mirada hacia Juana, el rostro del niño conmueve y nuevamente retorna al pezón de su madre.




Sí! le ha respondido.






Jesús!!